Algo hay

  No sé a qué se deba, pero siento que en el primer baile debe haber algo. No hay palabra para ese algo, solo es “algo”. Será chispa, química, fuego, magia o como quiera llamarlo usted. Esa sensación cuando toman sus manos entre las del otro y saben cómo será el paso siguiente sin palabras ni señas extrañas. Algo fluye, algo nace.

  Desde el primer son se sabe si está presente ese algo porque hace olvidar la incomodidad o nerviosismo que se pudo haber sentido. Cuando un hombre ha sido flechado por una linda dama, el hombre empieza a tomar decisiones poco racionales y a actuar un tanto cómico. Cualquier otra persona se hubiera evitado los bochornos buscando una situación más cómoda. El enamorado, a quien no le podría importar menos, avanza como condenado sonriente. 

  La ve a la distancia y desde el vistazo inicial tiene todos los síntomas de un enfermo cardíaco, pero sigue avanzando hacia ella cuál masoquista. Se enganchan en un juego vacilante de ojos y bocas aun sin hablarse. Ella lo ve por el rabillo del ojo. Él evita el contacto visual directo. Llegan a posarse frente al otro y el hombre reúne toda su testosterona disponible para abrir esa boca torpe. El frío corre por sus manos y empieza a transpirar. Él quiere decir algo interesante pero solo puede preguntarle por trivialidades. Para su fortuna, ella está siendo contagiada por su sentimiento, de ahí que solo sonría boba y tierna. Él traga saliva, se ahoga un poco y hace la pregunta. Ella acepta el baile y se dirigen a la pista. Cuando ellos bailan, se olvidan al fin de todo lo previo.

  También está aquel caso cuando sin pensarlo, sin nervio y sin rollo salen a bailar dos extraños, pero en plena danza sin predecirlo, la música y ellos fluyen como arte, se enredan en algo no tan revoltoso, pero simple y tierno. Una sorpresa placentera que hace desvariar a nuestros protagonistas. Como si no fuese la primera vez que se encuentran, se conocen; saben que pasos darán y se sienten en casa. Un sentido de pertenencia inevitable que emana comodidad sin ligaduras.

  Sea como sea, en ese primer baile debe haber algo. Si no lo hubiera, entonces ese sería tan solo una pieza más y no el primer baile.