Un viaje de un minuto.


NOTA DEL AUTOR: Este cuento lo escribí hace un par de años, por eso les ruego dispensen lo pobre de la narrativa. No quise editarlo para que conservara su esencia, quizá más adelante.


    Sería el mismo joven diario, a la misma hora tomaba su autobús a casa. Un día con su buena actitud, subió pensando en lo que  su madre hubiese preparado para la merienda. Tomó su asiento. Iba viendo por la ventana y de vez en cuando divagaba sobre las rarezas de sus acompañantes. Dos cuadras antes de su parada el camión se detuvo y ella subió. Él continúo fingiendo que era el baterista de algún grupo de renombre, Ella lo vio, le causo gracia y sonrió. Se sentaron en asientos adyacentes, él atrás, ella una fila más adelante a su derecha. El dejó su juego y vovió a observar a los pasajeros a su alrededor, y como era su costumbre, empezó a imaginar la vida de cada uno de ellos, cómo era y cómo será. Entonces eso pasó, el verla fue como si por un momento el camino fuera más ameno y hermoso, el moho se convirtió en brisa y la señora amargada de lado era amable. La forma en que la vio, era como de alguien que ansía ver a su amada, tras luchar... logra verla y con su mirada le demuestra todo el amor que no le había demostrado en un largo tiempo.

  “Me acerqué, le hablé, con un 'hola, ¿me puedo sentar aqui?' rompí el hielo en la conversación. Ella mostrándose amable y tierna me sonrió. Tomé eso como un sí, me fui con ella sin decirle nada dos calles adelante... '¿Te gusta la música?'... No respondió nada, quizá se incomodó, pero al estar a su lado, oliendo su esencia, su brazo rosando con el mío, eso me hizo el hombre con más suerte del mundo por un instante. Volteé a verle la cara y ella volteó a ver la mía en el mismo momento, fijamente en sus ojos color miel miré su bondad, su pasado con sufrimientos y problemas, imaginé un futuro feliz junto conmigo. Yo pudiera ser esa persona que la hiciese feliz y ella ser la mujer que me hiciera mejor, no mejor en un sentido vacío sino en el más pleno de los sentidos. Entonces, ella se acomodó el pelo y reveló un aparato auditivo en su oído izquierdo, lo señaló con su índice, me mostró el aparato de el lado derecho. Con señas me dijo que ella no hablaba nada ni oía casi nada, yo le dije con señas lo primero que pensé 'TU, Yo, Un corazón formado de mis manos'. Ella se sonrojó y yo me puse nervioso, al darme cuenta la imprudencia que había hecho. No me arrepiento de esa imprudencia, porque antes de bajar ella tomó mi mano y me apuntó su celular. 

  Le marqué pero al recordar su situación, cancelé la llamada, me llamé idiota en mi mente y mandé un mensaje de texto donde la invitaba a salir. A los minutos yo me desilusioné y me golpeaba la cabeza con mis manos mi frente pensando en que nunca se fijaría en alguien como yo. Cuando de repente, mi teléfono vibró. Un mensaje de ella diciendo que esa misma tarde nos veríamos en el café que yo le mencioné en mi invitación. Hice un baile de victoria tras leerlo y le contesté que estaría puntual. '¡Maldita sea!' pensé, no tengo nada decente para ponerme para mi cita. Busqué y me culpaba por mi estúpido gusto de vagabundo aficionado al blues, fui a comprar algo formal y decente para ponerme. Me afeité, peiné mi cabello que más que cabello parecían las barbas de un trapeador, me puse mi mejor perfume y me marché. Llegué al lugar donde ella ya se encontraba esperándome y sonreí. Tras sentarme ella me dijo con un gesto que esperara un poco y me detuviera un instante. Su mano se acercó a mi y me quitó la etiqueta de mi ropa nueva. Me dio tanta vergüenza que pensé en marcharme y olvidarla, pero en este punto olvidarla sería imposible. Ella hizo más, me alborotó con su mano mi cabello y me mostró su pulgar señalando que así estaba mejor. ¡En que lío me he metido! La platica avanzaba y le pregunté si le gustaban las películas, hice gestos, muecas, actúe y demás para preguntarle si había visto la película de 'El Artista'  que era una película donde no se hablaba y ella podía entenderla fácilmente. Incluso caí por accidente al tratar de explicar si había visto la película de 'King kong', me subí a la silla donde estaba para escenificar la escena del famoso gigante en el edifico Empire State. Ella reía sin parar ante mis patéticos esfuerzos de explicarle las cosas. Por un momento, estábamos ella y yo, en una dimensión bizarra, era extraño que nos sintiéramos tan bien.

   Así empezó la historia de amor de ella y un joven que creyeron que el amor era un juego que estaban destinados a jugar. Poco a poco en sus citas el aprendió lenguaje de señas para comunicarse mejor, aunque a pesar de saber cómo decir algunas cosas el seguía haciendo sus mímicas y actuaciones para que ella riera, porque su risa hacía que se solucionará el mundo de él, las locuras que la gente llama vida tenían sentido con su sonrisa. Un día a futuro en otra cita de cine, el estaría nervioso y cual fuera cliché, usaría la proyección para proponerle matrimonio, un vídeo con dibujos muy simples que el había hecho de su crónica amorosa, ella aceptaría.  Se casarían pronto y tendrían familia, juntos. Envejeciendo el uno con el otro sería el mejor plan que tendrían para su futuro y la conclusión de su relato... Siempre recordando aquella vez que se vieron por primera en ese colectivo.”


Entonces él, después de pensar tan hermosa historia junto a ella, se percató que tenía que bajar en la próxima esquina, así que bajó dejando atrás a la chica de la cual imaginó su historia junto a ella. Se percató que sólo era una ilusión de un minuto. Otro día volverá a pasar lo que a todos los que viajan en autobús alguna vez les ha pasado y lo han callado para sí. Imaginarse que pasaría si... Esa fuese la rutina en la que estamos enfrascados, siguiendo un guion que ya está escrito hace mucho tiempo.

Comentarios

  1. Sin duda la narrativa aquí es un poco diferente, pero es una buena historia, yo no la cambiaría, es como conocer a la versión mas joven de una persona, el tu de hace años por así decirlo.

    P.D: El Artista es una muy buena película, es la primera vez que leo una referencia a esta.

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    Respuestas
    1. Acabo de encontrarme con esto y no paraba de sonreír. ¡¿Por qué no le habló?!... Jajaja.
      Qué bonita historia y es cierto que sucede.

      Gracias por compartir.

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