Un billete de contrabando
Lo cierto es que si alguien sabe qué es lo que somos, no lo he descifrado yo. Pero somos más que carne y hueso, por eso a veces podemos sentirnos a la distancia. Prescindiendo de si esta última es física o temporal.
Es por eso que al volver a casa tras 2 años de esta pandemia (poco más que maldita), mi instinto quería visitar a mi abuela, porque en esos lugares se le siente. Siento mi corazón por ella y siento el querer quererla.
Me costó recordarme que aún sí manejara hasta su vecindario, por aquellas calles donde tantas veces había estado llegando mientras iba pensando en ese abrazo retrasado y apretado, aun si lo hiciera, mi abuela ya no estaría para recibirme. Aunque me paseara en su casa y percibiera su olor, no podría escucharla decirme que me quiere y no la vería estirar sus brazos con fuerza para abrazarme y recordarme que a pesar de todo, el amor seguía presente. Y si me iba a sentar al porche, en una de las sillas mecedoras, ella no vendría con su bata floreada y sus sandalias para sentarse a mi lado mientras vemos pasar la vida, un par de carros y vecinos que la saludarían con gusto como si ella misma fuera su abuelita. Y en la cocina no habría un guisado siempre listo con aquel sazón que solo tienen quienes han vivido en otra época; tampoco, y esto es mera lógica, no habría visitas sobre la barra sirviéndose de aquel platillo mientras mi nana insiste en qué quien vaya llegando coma y lo haga bien. Mucho menos se harían las pláticas en las que los tíos o primos hablarían y entre aquel barullo, entre mis dedos se deslizaría un billete de contrabando con mi abuela en el otro extremo ordenándome que no le dijera a nadie de aquel regalo y que me serviría "tan siquiera para un refresco". ¡Que increíble que las cosas que acomodó y las plantas que regó siguen tal cuál! Y ni siquiera me atrevo mucho a mover nada, por pensar que va venir a molestarse, y si estuviera seguro que ese sería el caso, desacomodaría todo y movería las cosas para ver si viene por lo menos a regañarme y reprenderme para aprovechar y darle un abrazote y por el momento despedirme.
Pero sí pasé por el lugar más triste que puede haber y no quise voltear, porque aunque no sé de cierto qué es lo que somos, sé que no se queda ahí enterrado. Me arriesgo a pensar que somos más lo que dejamos, aunque a veces los que nos abandonan, entre tantas cosas bellas también nos dejan el corazón roto.
No sabrá hasta mucho después que siguió presente en las frases típicas que decía y que nos quedamos, su filosofía de vida tan práctica que fue adoptada por sus allegados y los consejos dados que marcaron nuestras vidas. Si el precio de seguir recordando es que se haga más grande la grieta que parte el alma, prefiero eso mil veces antes que olvidarla.
Gracias por compartir, bellamente escrito y sobretodo ese cuarto párrafo que evoca tantos sentimientos de nostalgia.
ResponderBorrarGracias, este texto me hizo sentir mucho al escribirlo. Gracias por leerlo.
Borrar"Y que mañana cuando despiertes tengas más fuerte el corazón, que encuentres en ti la razón para seguir luchando, y que los golpes en el alma ya no te duelan tanto".
ResponderBorrarLe envió, aunque virtual, pero, un genuino y gran abrazo Hombre de Tinta. Gracias por poner el corazón en lo que escribe.
Que bonitas líneas y que emociones despierta ....
ResponderBorrarMe encontré esta página en Instagram y al observar un poco me gustó mucho y UN BILLETE DE CONTRABANDO será uno de mis favoritos gracias por compartirlas .
Ha sido leer esa primera palabra en ese hipotético y a veces odiado pospretérito y me imaginé el valor que encerraría cada palabra de este escrito, gracias de verdad por compartir tanto. Y deseo pronto esa grieta sea sanada.
ResponderBorrarGracias por leerme. Ya va sanando.
BorrarGracias por tu escrito, en especial por estas estas líneas: "Si el precio de seguir recordando es que se haga más grande la grieta que parte el alma, prefiero eso mil veces antes que olvidarla". Aunque es doloroso recordar haber sentido y vivido esos bonitos tiempos que de momento no se repetirán, sería más triste que no vienieran a la mente, pues, entre llanto nos hacen sonreir. Y al final, muchas de esas vivencias son las que nos vuelven nuestra mejor versión.
ResponderBorrarGracias infinitas por tu comentario. Este texto fue una curación y exploración de la herida. Un abrazo y espero sigas leyendo por acá.
Borrar"Si el precio de seguir recordando es que se haga más grande la grieta que parte el alma, prefiero eso mil veces antes que olvidarla".
ResponderBorrarPrefiero esa sanja en mi ser... Está llena de recuerdos 🤍
Un billete de contrabando me recordó a mi querido abuelo.
Muy lindo, gracias.