Querida Mujer de Papel
Querida Mujer de Papel:
Quiero contarte lo que
traigo acá atravesado en el pecho, traspasando el corazón. Tengo un amor bonito
guardado en mi alma y quiero decirte que es de esas sorpresas que tiene la vida
que uno jamás termina de agradecer al cielo.
¿Entiendes por qué me sorprendió tanto encontrarte viéndome? Llegué sin afán de conocer nuevas gentes y entre la multitud que miraba al frente, estabas tú descubriéndome farsante. No entendí hasta después la ironía de que tú fueras una rebelde que ve en la dirección contraria (gracias a Dios por eso, por ti). La primera vez que vi tus ojos me estaban viendo como si no pudieran creer el descaro que era que hubiera llegado tan campante a tu vida. Como si supieran el fraude que era fingir que eso era inconveniente.
En la primera mirada me atrapaste. En la segunda mirada, me retuviste. En la tercera me liberaste y en la cuarta supe que no quería marcharme.
Y no estoy seguro de qué fué más rápido. Tu imágen marcándome el pecho o la forma tan natural en la que empecé a hablar con Dios sobre ti, para ti, por ti. Te he dicho que me gusta ver la Luna por las noches, pues te confieso que desde que era niño creo ver el rostro de Dios en el astro. Y cuando hablo con las estrellas por la noche, en realidad hablo con el que está sobre ellas. Y si le preguntas, ahora te quiere más por todo lo que le he contado sobre tu vida y sobre lo que me haces sentir, que me haces bien.
Uno de esos días en los que la incertidumbre te acecha, yo dudé de mi. De poder ser. Y allí la Luna me dijo que contigo podía mostrarme cómo era, que era seguro amarte. Sentí cómo el corazón se reventaba y derramaba todas las estrellas que yo guardaba para ennegrecer la noche, por miedo a equivocarme. Y todo eso, de golpe, ya no era mío, (yo) era tuyo.
Cuando me hablan de ver el atardecer sentado a la orilla del mar, incluso verlo en fotografías o videos, lo que me platican jamás podría superar lo que es estar ahí, percibir los aromas cálidos, las luces que bailan entre las nubes, la brisa ligera que te abraza al pararte sobre la suave arena ni cómo el sol se arrodilla ante la belleza del agua para despedirse. Jamás nadie pudo haberme contado ni lo pude haber leído ni mucho menos sería capaz de escribirlo: tú eres mi atardecer en la playa.
¿Sabes que dicen que no debes dedicar tu canción favorita a una persona por temor a que se marche y se la lleve consigo? Pues yo quiero dedicarte la música entera, quiero regalarte todos mis colores y entregarte los sabores de mi vida. Y si te marchas, llévatelo todo, es tuyo. Engañando al amor y fingiendo que al llevarte mi vida no estarías también llevándome contigo. Yo también haría un pequeño truco: un latido, donde te tendría siempre conmigo.
No quiero contar los días a tu lado ni contar historias sin que estés tú para escucharlas. No puedo describir lo macabro que es que mis dedos encajen tan bien en tu barbilla y que nuestras manos embonen como las nubes cuando va a llover. Menos podría decir a qué sabe tu amor y cómo adoro que te quedes colgando de mi vida mientras yo me quedo enganchado a tu sonrisa. Tratar de hablar de tus ojos sería reunir todas las palabras de amor que existen y tartamudear sin rumbo. Ese misterio sin definir que te compone, mujer, es el que quiero que me intrigue por siempre.
No quiero extenderme en cursilerías innecesarias (este amor lo hace tan fácil), pero es que odio decirte adiós estando a tu lado. Por favor, avísame cuando llegues a casa. Espero que estés sonriendo, mujer, puedo sentirte.
Tuyo,
el de Tinta.
Que hermoso!!!!
ResponderBorrar¡Gracias por leerme!
BorrarUna hermosa confesión de principio a fin, llena de sentimientos y bien narrada.
ResponderBorrarCada párrafo tiene su encanto y es así hasta la última letra y esa conclusión de "puedo sentirte" es perfecta.
Muchas gracias por leerme. Gracias por hacer referencia a la conclusión. Un abrazo.
BorrarQue hermosa descripción de un amor tan sincero y de un corazón que no le importa ser vulnerable porque sabe que vale la pena, se qué algún encontraré a la persona correcta para usar la frase: Tú eres mi atardecer en la playa.
ResponderBorrarGracias Hombre de tinta por compartirlo.
Gracias por leerme. Sí, sin duda, el amor es arriesgarse a mostrarse vulnerable confiando en que la otra parte no se reirá de ti ni te lastimará. Es dar un salto y dejarse caer para sentir que vuelas confiando en que nunca chocarás contra el suelo. Entonces sí, gracias por leerme.
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