Pautas para tomar a alguien de la mano

Hay sentimientos que van más allá de las palabras y de los conceptos frívolos. Para comunicarle a alguien lo que sentimos no encontraremos las palabras suficientes, pero sí las acciones precisas para decirle lo que estamos experimentando. Por ejemplo, hay algo más intenso que la palabra amor no podrá abarcar ni con un adjetivo de profundidad ni con adverbios ni con nada más porque es inefable. Sin embargo, el sencillo gesto poético de tomarle la mano a alguien es divino.

Que la piel en sus palmas o las tuyas puedan sentir que hay alguien  más existiendo y compartiendo el momento es una mezcla entre lo mágico y lo celestial. El frío o calor que se pueda sentir en uno se empieza a nivelar comenzando por el toque de la piel con la otra persona. Se encuentra un balance entre dos gentes y el equilibrio se alcanza después de un momento. Se equilibran las pesadumbranzas con las alegrías y los abraza la tranquilidad.

Ahora, ¿cómo aproximarnos a alguien para tomarle de la mano? Esa es una pregunta con pocas respuestas incorrectas. Lo que importa es buscar la cómodidad. Quizá quien está frente a nosotros está abriéndonos su corazón y agachando la mirada, un modo de decirle que no le estamos juzgando por lo que está sintiendo sería acercar nuestra mano a la suya, quizá está sobre su pierna y poner nuestra palma sobre el dorso de su mano y empezar a presionar aplicando una fuerza suficiente para que la persona pueda recibir el mensaje: estoy aquí. 

Otro caso sería cuando ya se conoce y se quiere a la persona. En ese caso uno se aproxima sin dubitaciones a tomarle la mano, ya no tanto porque lo quiere sino un poco más porque lo necesita.   

La posición de los dedos puede variar. Entrelazarse para que sepan que sus vidas están intervenidas por la agradable existencia de la otra persona. Rozarse levemente enganchando suavemente un dedo o dos, pero de tal forma que no ha de soltarse, para decirle a la otra persona que somos seres completos y que estamos con ellos simplemente porque queremos compartir nuestra vida con ellos. Y con cualquier contacto, decirle que queremos estar allí para nivelar nuestra vida con la suya y poder avanzar juntos.

Y sí, hay muchos gestos que uno hace por amor, pero existe uno profundo: tomarse de la mano. Hay que hacerlo sin la intención de soltarse, porque eso causaría un desaire. Si usted toma la mano de alguien, aunque su mano se aparte, procure que el apretón o agarre haya llevado el suficiente calor y fuerza para hacer saber que aunque físicamente le está soltando, nunca lo hará en su corazón.

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