Otro día

¿Puedo quererte otro día? Es poco, lo sé. Sin embargo, este día lo quiero mío. Quiero quererte de lejos porque de cerca te odiaría. Volver a pasar por mi corazón agrietado aquel recuerdo de tarde en la estación donde tus labios dijeron adiós, pero tus brazos gritaron que me quedara. Retomar la imagen de aquella muchacha refinada que he visto pasar frente a mí sin desearlo y después quise a montones. Hoy me desvivo por ese sentimiento de pertenencia y de resiliencia al parpadeo que compartimos. Recordarte por un rato, que me baste para utilizarte un poco, descuida, no te dañaría.

  Un día en mi mente, si me permites, para poder terminar aquel boceto de historia nuestra, completar el esbozo del beso que nos ha faltado y diseñar aquella febril estela de momentos. Soy realista y también añadiría los días grises lluviosos donde solo nos tendríamos el uno al otro y contaría los días en que respirar fuera igual a reír… por lo menos en papel y finito.

  Lo haré con el ordenador portátil que he llevado desde antes de conocerte. Es el mismo ordenador que me ha acompañado en tu inicio y en mi final. Aquel que ha sufrido caídas y raspones por andar pensando en alguien. El mismo viejo y gastado soñador que pudiera plasmar en él sin preguntar si quiera si soy capaz. Lo tengo en mis manos justo ahora, cada pedazo. Buscaría juntar con fuerza las piececitas con mis manos por un día, con la esperanza que al dejar de hacer presión, ese día los haya sanado.