Un alguien.


Nadie habla de eso. Nadie lo menciona aunque a veces,  cuando llueve y tienes un café en la mano, piensas en eso. Cuando tu vida está horriblemente de cabeza recuerdas que existe. Cuando tu vida está yendo de maravilla, también le recuerdas. Recuerdas que tú, tienes un alguien.

Un alguien que (dios no lo quiera), si quisiera venir y hacerte pedazos podría hacerlo por enésima vez y estarías completamente sin esperanza y a su merced, incluso sonriente. Un alguien que te vuelve vulnerable. Solo con verle a la distancia, olerle, escucharle y (¡oh!) tocarle. Y quisieras que volviera.

Alguien que podría, si no lo ha hecho ya, conocerte. No, no hablo de la versión que quieres que los demás conozcan. Hablo de la versión que ni siquiera tú quisieras tener. Esa persona, un alguien que te descifró.

Y aveces me pregunto ¿Habrá vuelto a esos lugares?  ¿Seguirá sonriendo igual? ¿Seguirá hablando igual? ¿Tendrá ese mismo ritmo al caminar y esa cadencia al reír? ¡Bendita suerte! Sí, que se ha marchado porque, querido amigo, esa persona era tu perdición.

Y tú, querido Alguien, no vuelvas, no, no vuelvas a querer descomponer lo que he compuesto desde tu partida porque si quisieras volver, aquí estaría, sin esperanza y a tu merced, porque siempre seré tuyo.

Comentarios

  1. ¿Cero comentarios? Bueno todos tenemos un "alguien" que tiene demasiado poder sobre nosotros, más del que uno quiere... Y todos somos "nadie". Muy buena manera de expresarlo,como siempre, saludos "el hombre de tinta".

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