La baba cuelga.

  Llevo tiempo que quiero lograr mover mi boca. Quisera poder decirte algo sobre lo que te espera, pero no logro apretar los labios o abrirlos, si vamos al caso. Tengo una lucidez que añoraba por meses, tal vez años, pero no sirve de nada ahora. No recuerdo haber hecho estas conexiones nunca en mi vida. Si a caso en la universidad, resolviendo teoremas. Es increíble la capacidad mental que tengo ahora. Solo que, todas las habilidades intelectuales son una completa bazofia. 

   Verás, físicamente, no puedo ni articular una palabra completa, el otro día logré vocalizar la 'A' y pensaron que me dolía algo y me medicaron hasta el tope. Yo estaba ensayando la 'A' para juntarla con la siguiente letra del nombre de mi hija y poder decirle que ahora puedo pensar mejor que antes, también comentarle que lo que ha hecho por mí es mucho, hasta demasiado. Me he despertado en medio de la noche y la ví dormida en el sofa de mi cuarto y quiero llamarle, pero ella solo creyó que me dolía algo. 

  Hoy ha decidido traerte a visitarme. Te quisiera decir tantas cosas interesantes que después tú les contarás a tus hijos, aunque tal vez eso le vaya a tocar a tu mamá y tus tíos. 

  ¿Sabes? Disfruto mucho de los ratos en que me sacan al jardín y me dejan ver la calle. Me da la sensación de que se alenta mi tiempo, porque todo allá afuera se mueve muy rápido. Y tengo ahora la fortuna de la perspectiva. Cuando vives la vida a prisa, no logras obtener toda la experiencia, quizá si eres consciente y te esfuerzas, logras obtener un 80 por ciento del panorama y en su necedad, uno apostaría que es el ciento por ciento, pero no, siempre se escapa un ángulo, uno que solo te da el ver las cosas desde una mecedora sobre el pórtico.  Empecé a hacerlo hace una década (sin ayuda, luego las rodillas empezaron a fallar más), un tanto más, un tanto menos, pero en ese tiempo he podido ver parejas empezar y terminar, tener hijos, que esos hijos empezaran a caminar y que luego empezaran a correr. Crucé palabra con los jóvenes padres: "Crecen muy rápido", pero en realidad les dije: "No pierdan detalle".  

  Todos los dichos que empezarás a entender, son el mismo dicho: la vida sigue. Y no importa si tu estás consciente de ello o no, así que mejor haz algo al respecto. En estos días, creo mis últimos, he estado pensando mucho en que después de mi, todo seguirá su curso.  No es algo que me entristezca, me da en cambio, un poco de nostalgia o como dicen los portugueses "saudade", el pensar en que hay cosas que no se repetirán ya más.

  Y he pensado en mis padres también, he recordado cosas que no había podido atrapar entre mi memoria desde el momento en que las viví. Ayer por la noche estaba pensando cuando mi mamá me sostenía contra su pecho y en la paz que me daba estar bajo su vista, presionadito a su seno. Se sintió tan real que desperté entre llanto y evacuaciones de mi cuerpo, porque no sabía que ya no era un infante, sino un adulto. Pero fue real al grado de que con eso me doy por satisfecho. 

  Te tengo a distancia de un abrazo, puedo percibir tu olor. Hueles a nuevo. Frunces el ceño, quizá porque huelo a ungüento y medicina o tal vez porque no habías visto a alguien con tal semejanza a ti. Dicen por ahí que abueleaste, ve tu a descubrir que es eso cuando tengas edad para reconocerme en una fotografía. Y me veo en ti. Tez clara, ojos gordos y desde acá puedo ver qué te gustará comer tanto como a mi. En especial ahora te pareces a mi, creo que tenemos la misma cantidad de dientes sobre las encías y ambos lloramos sin saber por qué, o tal vez, niño, es porque sabemos que estamos en un extremo de la vida y nos aterra no saber qué nos espera. 

  Tu mamá dice que es hora de irse. Te quiero agarrar, darte un beso, apretarte fuerte en mis brazos y decirte que te quiero. La suma de todas mis intenciones se reduce a un quejido, mismo que interpretan como una despedida, pero entre el viaje de mi camilla a la puerta escucho que balbuceas. Yo te entiendo y mis comisuras suben amagando una sonrisa y la saliba sale. Antes de girar hacia la salida me percato de una similitud más, tanto en tu felicidad como en la mía, la baba cuelga. 

Comentarios

  1. ¡Qué bello texto hombre de tinta!

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  2. Dolorosamente bello, una carta de amor, resignación y despedida a la vida. El viejo viéndose en el joven, mientras uno apenas empieza el otro se apaga llevando las reflexiones que solo el puede escuchar.

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  3. Respuestas
    1. Que nos lleva a todos
      Y aunque estemos solos
      Debemos buscar
      Hasta encontrar
      Nuestro gran legado
      En el ciclo
      El ciclo sin fin. (Si entienden esta referencia me caen mejor).

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