Asintomático

Hoy el de las noticias estaba hablando de cómo había traído el virus unos días y él se vino a enterar cuando su esposa se contagió. Parece ser que el era lo que se está conociendo como "un portador asintomático".  Y dije: "¡Vaya a saberlo usted! Eso mismo tengo yo".

—Déjate de esas cosas —interrumpes tú. 

—No es broma, Jenny, eso mismo tengo.

—Ni de broma, Aarón, con eso del COVID no se juega. Acuérdate de Doña Isabel, Pepe y Roberto, si pareciera que la muerte acecha esta casa. 

—No, no el virus, bueno sí, pero no.

—¡Ah! ¿Entonces qué? —dices volviendo a tu teléfono móvil, quizá jugando al de los dulces o mandando una imagen en movimiento con un texto de buenas noches al grupo de tu familia.

—Es que justo cuando el presentador dijo eso, justo después —muevo mis manos frente a mi para ilustrar una línea del tiempo y tratar de llamar tu atención nuevamente— un doctor invitado explicó lo que era eso.

—¿Y qué es? —dices  sin perder detalle de la pieza de color que ha de caer después para que hagas no se cuántos puntos.

—Pues que te contagias, traes el virus metido en el cuerpo, pero ni te percatas hasta que alguien más te lo dice —ya para este punto estoy más descubierto que tapado por la cobija e incorporado sobre el colchón para ver si me volteas a ver— y puedes ir contagiando más gente, pero tú ni te enteras ¿a qué no sabes por qué?

—Mmm —asientes como diciendo que sí pero entonces una mala jugada en tu videojuego irrumpe la pantomima que ibas a hacer para tenerme contento— ¡ME LLEVA! —exclamas chasqueando los labios y medio viendo de lado a tu esposo parado sobre la cama para contarte una historia.

—¡Pues porque eres asintomático! Y a que no sabes qué significa esa palabra... 

—Que no sientes síntomas. —levantas la mirada sobre tus gafas, pero sin soltar con tu mano izquierda el móvil y me ves como si debiera saber ya eso.

—Cerca... —levanto ambos índices hacia el techo—  pero eso, querida Jenny, —te miro como si no hubiera pasado un día desde aquella noche y dejo una risa falsa salir— es un pleonasmo —gruñes un poco (no sé bien si se deba a que odias los pleonasmos o a que vas perdiendo tu jueguito).

—¡¿Un pleonasmo?! ¡Arghhh! Hacia mucho que no me hacías decir uno. 

En este punto estoy de pie a un lado de la cama, en calzoncillos y ríendo porque te hice caer en una trampa. (Siendo sinceros, ¿Jenny? No sé si sea un pleonasmo, pero a mí me pareció que sí. Han de venir de la misma raíz. Es decir, síntoma, sentir. Sínt, sent-.  Y si no, se escucha lo suficientemente pleonasmo como para hacerte caer a ti y con eso basta). 

—Porque los síntomas, mi muy querida Jenny, se tienen, no se sienten. 

—A veces me tengo que recordar por qué me casé con un viejo sabelotodo —dices por fin dejando el teléfono al lado y clavándome la mirada como sabes que puedes ganarme.

—Porque, mi queridísima, queridísima Jenny, cuando nos casamos no estaba viejo, tan solo era un sabelotodo joven y ridiculamente atractivo. —digo metiéndome nuevamente a la cama y recargándome en las almoahadas, tapándome con las cobijas.

—¿Ridículamente atractivo, eh? No eras para tanto. —dices rodeándome con tus brazos y recostando tu cabeza sobre mi pecho.

—Yo digo que sí —digo mientras me deslizo en la cama para dormir.

—Aarón, no me dijiste por qué , serías asintomático.

—Ah pues porque estoy enfermo de amor por ti, pero los síntomas no son tan visibles.

—¡Aarón! Pero si tu eres muy cariñoso conmigo, siempre andas diciéndome que me quieres y me abrazas cada que puedes.

—Pero esos síntomas no son ni la mitad de la grave situación que tengo acá adentro —digo guiando tu mano a mi pecho, cerca de donde ahora tienes la cabeza. Dejo tu mano allí y apago la luz del buró—. Por eso: asintomático —agrego con voz de titular de televisión. 

—Ay Aarón —susurras con esa voz sedosa que tienes cuando estás cerca del sueño. Te estiras y apagas la luz de tu buró—.


A oscuras me das un beso en la mejilla y te rindes ante la noche. Yo me quedo unos minutos más para sentirte... y para ir pensando en qué historia te contaré mañana por la noche.



Comentarios

  1. Si Jenny se hace la prueba seguro da positivo al contagio de ese mal que tiene su esposo... Los pensamientos de Aarón me parecen divertidos y no es tan asintomático como el dice, ¡Se desvela pensando en que historia contarle al día siguiente!

    Cómo siempre digo, gracias por compartir.

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    1. Muchas gracias por leerme. Sí, esto es también extremadamente contagioso.

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Al parecer has leído un poco, ¿que tal si me cuentas que te pareció?

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