Proyecto Kronos 1.0











Las personas hacen todo por este fenómeno que la ciencia trata de explicar como resultado de una reacción simultánea de hormonas, incluso los más grandes filósofos han llegado a la conclusión que es algo inexplicable y hermoso… en serio, magnífico.





—Le contaré mi historia —dijo el joven sentado junto a mí en ese prolongado vuelo.
Aunque me mostraba indiferente y extrañado, tanto por la ropa rasgada y extraña como por su expresión,  eso no fue un obstáculo y comenzó:

Se llama Lucía
—¿Quién? —pregunté sin despegar la vista de mi celular mientras deslizaba la pantalla para ver fotografías irónicas.
—Ella….
— Perdón, ¿Quién es usted?
—Si yo le dijera de donde soy, de donde vengo y hacía donde me dirijo… jamás lo creería
Yo me acomodaba en mi asiento para desechar la intriga que me recorrió el cuerpo, pero finalmente, guardé mi celular en el bolsillo y le dije:
—Continúe…
— ¿Sabes? Ahora la posibilidad de un cuerpo viajando a través del tiempo y espacio es algo casi imposible pero eso no será siempre de esa manera. Verás, dentro de un par de años más será una realidad inevitable.     
     Pues, disculpe mi curiosidad pero si eso llegará a ser posible ¿Cuándo sería? —pregunté sin despegar mi vista del celular.
—Como todo, llevará su tiempo —respondía sin tomar en cuenta mi incredulidad —será un proyecto largo que tras muchas investigaciones y esfuerzos terminarán en un maravilloso prototipo.  Yo solía encabezar ese proyecto…  4 años de trabajo respaldados por investigaciones de muchos años atrás que remontan, incluso, a estos años… 
—Eso no tiene mucho sentido, está insinuando que yo podría creer lo que…
—Cállate —levantaba el índice y mantenía su mirada fija en el asiento de frente—, escúchame cuando hable de ella.
La autoridad con la que habló hizo que obedeciera sin escrúpulos aunque mi tic se hizo presente en el ojo izquierdo.
—Conocí a una chica fuera del trabajo: Lucía. —Sus ojos se llenaron de agua— Parecía como si ella supiera exactamente lo que yo buscaba y mis intereses, porque me decía precisamente lo que yo quería escuchar; sin más ni más, la invité a salir, para mi sorpresa vivía en mi vecindario. La primera cita no fue para nada incómoda, al contrario, era como si fuésemos amigos de toda la vida. Esa fue la primera de muchas citas maravillosas y llegó un tiempo donde incluso, me quedaba horas viendo sus ojos enmelados que me recordaban lo dulce y me hacían olvidar lo amargo. Nos casamos. Tuvimos una de las mejores bodas de la historia sin duda y aún mejor la luna de miel. Pero tarde o temprano, tienes que poner los pies en la tierra y yo con trabajo como si se tratase de cadena perpetua. Al llegar de la luna de miel me enfoqué en el proyecto que le mencioné, una investigación de décadas con años de experimentación finalmente culminarían en el invento del siglo. Más importante aún el reconocido autor de dicho experimento sería nada menos que su servidor.
¡Estaba tan enfocado en ese maldito proyecto! Finalmente lo iba a terminar esa tarde ¿Qué digo tarde?, ¡Noche! Me quedé hasta pasadas las once en mi laboratorio “¡Listo!” dije.
En el laboratorio no estaban permitidos los electrónicos así que  mi comunicador lo deje cerca de la puerta. Al salir, lo vi y encontré las llamadas perdidas de Lucía. “¡Maldita sea, Se me ha olvidado mi primer aniversario de bodas, ¿cómo podía ser eso posible?!  El primer aniversario… soy el peor esposo del mundo…. Lucía jamás me perdonará” me decía en el camino a casa. Llegué a mi casa y me abstuve de abrir la puerta por que esta estaba abierta de par en par, mi preocupación se elevó por los cielos. Entré y parecía la escena  de un crimen: la botella de vino rota en el piso y el piso manchado por él, el mantel de la mesa en el piso, platos y comida tirada. Busqué a Lucía pero no estaba, Salí para mirar si alguien estaba cerca y por el rabillo de mi ojo: la luz roja en la sombra del apartamento me gritaba que la contestadora indicaba tres mensajes sin oír. Al oír un mensaje de un compañero invitándome a cenar a mí y a Lucía, otra oferta de trabajo y un mensaje de mi madre… ninguno me explicaba lo que había pasado. En ese momento olvidé la situación y me empecé a culpar por lo que hubiese pasado. Como humanos siempre pensamos lo peor,  no dejaba de culparme y darle vueltas a todo en mi mente. Salí con el portero del edificio pero no estaba.
Ese mismo día había una fiesta del edificio a la cual todo el vecindario estaba invitado por lo que nadie se encontraba en casa. De nuevo entré al edificio y busqué a alguno de los vecinos, sin éxito me redimí a mi apartamento nuevamente para buscar alguna nota. Me senté en mi sillón preferido para pensar mejor, sin saber que hacer la desesperación me mataba y solo seguía pensando en Lucía.  Entonces ahí estaba cuando de repente… La luz roja de la contestadora en la oscuridad y después del tono la voz fría de esa mujer: “Su esposa se encuentra en el Hospital General de Valle Verde. Cuarto 521. Octavo piso”.   La misma voz que yo diseñe para el gobierno un par de años atrás, misma que era para dar avisos que las personas no querían. Ahora era la misma voz que todos oían para malas noticias, la maldita voz que me estaba diciendo que mi esposa estaba en el hospital. Salí corriendo de la habitación por la ventana al carril de vía rápida por aire y tomé el monorriel del cuarto piso, el mismo que pasa por mi piso de habitación. Entonces llegué al hospital y seguía recordando en mi mente… octavo piso… 521…su cuarto…. Y al llegar ahí  estaban para-médicos intentando resucitar a alguien… ¿Será Lucía? Pensaba. No podía ver ni identificar a la persona debido a los médicos. Entonces puse más atención  a su mano izquierda y ahí estaba la cicatriz que identificaba al amor de mi vida. Entonces les dije a los para-médicos que dejaran de intentarlo. Grité mientras golpeaba el vidrio: “¡Lucía!, ¡Yo estoy aquí!”. Me llevaron a una sala de espera y me pedían que me tranquilizara.
Esperé y esperé... No había respuestas, entre llantos y lamentos me culpaba por mi actitud tan estúpida al enfocarme en el trabajo. Hasta la mañana siguiente fue cuando el doctor con esa maldita actitud encallada por los años de trabajo se mostraba indiferente al decirme que Lucía... mi Lucía... había dejado de respirar. Simplemente me destrozó. Gracias al llanto no me di cuenta cuando mi hermano me llevó a casa. En casa todo era gris y vacío sin ella. El único consuelo lo encontraba en el alcohol que por un momento me ayudaba a olvidar mi dolor y mi sufrimiento. Los primeros días fueron los más difíciles de toda mi vida. Yo fui mi enemigo al enfocarme tanto en ese proyecto, debía de sacarle provecho a ese enemigo.

    Después de seis meses de depresión, sin poder volver a la rutina, el dispositivo en el que estuve trabajando fue probado con éxito, los directivos tomaron a bien el llamarme para comunicármelo. Unos días bastaron para darme cuenta que era mi oportunidad para sacar provecho a ese estúpido trabajo. Hablé con mi jefe, pedí un regreso inmediato, siendo yo su mejor trabajador aceptó sin demora.
Al siguiente lunes, me presenté como si fuese un día normal, me costó tanto fingir una sonrisa  con el dolor que llevaba dentro. Tenía que hacer algo al respecto. Fui directamente a la sala donde se encontraba el dispositivo y lo encendí. La energía que consumía dicha máquina hizo que la energía menguara en toda la empresa, por lo que los guardias fueron a ver qué pasaba y siendo algo prohibido que cualquiera, incluso yo, estuviera en esa sala, empezaron a intentar entrar. Configuré la máquina rápidamente para viajar un año atrás, eso bastaría para advertirle a Lucía y poder salvarla. Los guardias eran persistentes. Lista la configuración entré en la cámara de transportación, dejando la entrada más libre a la sala. Faltaba un minuto para ser lanzado a través del tiempo. La moneda estaba en el aire, pudiera morir o funcionar, sólo pensaba que si moría, tendría sentido por no poder vivir sin ella. Los guardias lograron entrar faltando quince segundos, se esforzaban por abrir la cámara donde me encontraba, no lo lograron y corrieron a tratar de evitar el lanzamiento desde la sala de control. No sabían que mi vida estaba en juego... pude haber muerto... pero no fue así, ignorando mis gritos por no hacerlo, configuraron la máquina a otro tiempo... Cincuenta años antes. Por lo que estoy aquí. Ni siquiera sé si sus padres están casados ya. Sólo esperaré aquí—.

—Pero nunca volverás a verla y si lo haces serás demasiado viejo para ella. No podrás casarte con ella. —dije al joven.
—No es lo que piensas cuando amas a alguien de verdad, lo único que quieres es que esa persona sea feliz. Voy a esperar hasta asegurarme que Lucía sea feliz.

Llegamos al aeropuerto y nos despedimos. Allí iría el loco romántico contando historias a quien se las crea. Y me he puesto a pensar ¿qué tal si fuera cierto? ¿qué tal si aquel artículo que leí en línea sobre el proyecto que desafiaría las leyes de la física y el tiempo era el mismo del que hablaba el hombre? ¿qué tal si aquel amor fuera tan genuino que rompería todas esas leyes en dos y las volvería a doblar a conveniencia? ¿qué tal si me lo encontrara otra vez? Supongo que no estaría tan mal... 

Comentarios

  1. Hum! Quisiera saber si encontró a Lucía,�� muy buena historia!

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  2. ¿Cuantos de nosotros estariamos dispuestos a mostrar el mismo amor que esta persona? No lo se...
    Y es que llegar a comprender en su totalidad lo que significa amar a una persona y demostrarlo es dificil, pero nunca es tarde para cambiar el curso del tiempo...

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  3. Oh cielos! Lo del viaje en el tiempo me enganchó de inmediato, me gustó la narrativa, aunque tengo que decir que el hilo argumental daba para más, pero vas bien hombre de tinta, sigue por ahí.

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    1. ¡Gracias! De hecho es una serie llamada Proyecto Kronos... pero a causa de mi apretada agenda la subiré poco a poco. Mantente al tanto. Un saludo.

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  4. No soy escritora pero si lectora✅ y debo decir que me atrapó esta historia

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    1. Hey, ¡hola! Gracias por la visita, sigue leyendo, tengo algo que contarte.

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